jueves, 15 de enero de 2015

¿Cuál debe ser el compromiso social de "Tánger Metrópoli"?

Pregunte en Tánger, la semana pasada a varios amigos ¿Una vez terminado el proyecto "Tánger Metrópoli" que pasara con la abrumadora cantidad de jóvenes y niños, sin hogar, que viven en las calles? La mayoría me respondió "que se limpiara la ciudad para dar una buena imagen y que los harán desaparecer de un plumazo", replicaban. Probablemente el sueño de la prosperidad se mezclara con una pesadilla, que será una de las consecuencias más dramáticas que provocara el soñado proyecto. Y todo será para causar una buena impresión. La vida de estos chavales estará, aun mas, en peligro debido a que corren el riesgo de convertirse en víctimas de la limpieza. Se trata de vidas humanas. Hay que dar a conocer y avisar del precio real de "Tánger Metrópoli".
El cartel del proyecto: Puerto deportivo y de cruceros de Tánger.
Foto: Abdellatif Bouziane. Enero de 2015
Tánger está en camino de convertirse en una ciudad caótica y bulliciosa, mejor, o peor, no sé, pero en ello estamos. Marruecos está considerado como un país de desarrollo medio. Sus indicadores sociales muestran que el crecimiento económico experimentado desde su independencia no ha beneficiado a todas las capas de la sociedad por igual en lo que concierna al reparto de la riqueza. Muchos niños y jóvenes están deambulando por las calles excluidos socialmente. Es sin duda un fenómeno urbano fruto del éxodo masivo rural. Tánger, con un ritmo de crecimiento que ha continuado acelerándose durante los últimos años, ha llegado a más de millón de habitantes. Este éxodo rural ha provocado la aparición de barrios con una densidad de población alarmante, una falta de servicios sociales, una violencia imperante en las calles, una ausencia de espacios públicos, un deterioro de recursos económicos familiares, una masificación en las escuelas y con una escasa atención sanitaria.
Vista del antiguo puerto desde la kasbah.
Fto.Abdellatif Bouziane. Enero de 2015
“Inshalah” es la expresión con la que empieza cualquiera a la hora de presentar cualquier proyecto en Marruecos. Lo cierto es que el Rey Alauí Mohamed VI ha ordenado un plan de modernización de Tánger que durará cinco años y que acabará en 2017. Este “El Dorado” tangerino se inició hace ya varios años con el desarrollo de Tánger-Med, el mayor puerto de mercancías de África, y junto con el proyecto de desarrollo de la ciudad, bautizado como “Tánger Metrópoli”. Se trata de un proyecto gigante con un puerto deportivo y de cruceros, de nuevas carreteras de circunvalación, de mejoría de carreteras en los barrios, de creación de aparcamientos subterráneos en la ciudad, de autopistas, autovías, tren de alta velocidad, de ampliación del aeropuerto, de una impresionante extensión del puerto de Tánger-Med, así como la conversión del céntrico antiguo muelle en un puerto deportivo y de cruceros. Todo esto con el objetivo de fortalecer el posicionamiento económico, turístico y cultural de Tánger a nivel internacional, un desafió apoyado por un desarrollo sostenible y por un respeto por el medio ambiente. El Gobierno marroquí busca con su programa “Tánger-Metrópoli” la recuperación del prestigio de aquella mítica Tánger, “Inshalah”. Actualmente la población de Tánger está viviendo un crecimiento que ya duplica la media nacional y que las personas que antes optaban por cruzar, fuera como fuera, el Estrecho, empiezan a ver en Tánger un espacio para quedarse a vivir. 

Para salvar a los hijos de la nueva Metrópoli, las autoridades deben tener el compromiso de garantizar la sostenibilidad del proyecto, mediante la creación de un soporte técnico de recursos humanos para las actividades sociales, educativas y de integración. Deben comprometerse a trabajar en la construcción y desarrollo de un proyecto instructivo y de formación. Deben tener el objetivo de la promoción y desarrollo humano mediante la alfabetización, la sensibilización de los adultos y la iniciación profesional de la juventud. Muchos de estos jóvenes a pesar de la visión de su propia ciudad creciendo, desarrollándose, cambiando, confiesan, al ver el Estrecho, que tienen la esperanza de tener un futuro mejor al otro lado del charco. Y por ello, en cada tarde o mañana ven a lo lejos, en Europa, la oportunidad de regenerar sus condiciones de vida y la posibilidad de que sus familias puedan salir de la pobreza en la que viven. ¿Por qué os cuento esto? Muchas veces, cuando hablamos de pobreza, solo somos capaces de definirla como la falta de comida, de agua o de trabajo. Sin embargo, la pobreza tiene varios rostros como la desgracia, el olvido, la vulnerabilidad, la violencia, el analfabetismo, la desilusión, los gestos, las miradas y el gran vacío. Debemos ser conscientes de ello y debemos comprometernos. 

Toda esta responsabilidad debe basarse en la defensa de la solidaridad, en el respeto por la dignidad humana, en la exigencia por la calidad y en la lucha contra la corrupción. Pienso que es fundamental el fortalecimiento de la sociedad civil de Tánger con mejores servicios de limpieza, con actividades culturales, con prestaciones solidarios, con mejoras de la asistencia sanitaria y sin olvidar, la prevención de la violencia. Esta futura generación sentirá entonces, la posibilidad de formar parte de la historia de Tánger y hará  que su deseo cohabita con el cambio de esta ciudad. Pienso con Tener una actitud distante e indiferente hacia los hijos de la Metrópoli, el futuro se prevé frustrante y reñido. No perdamos esta oportunidad para que nuestras aspiraciones se vean cumplidas. Crear esta sensación de saber que el trabajo que estamos haciendo tendrá un resultado real y serio.

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