sábado, 12 de mayo de 2018

EL DAHIR


“420” es un término cuyo origen radica en California, la california de 1971. Muchos jóvenes se reunían a las 4:20 de la tarde, una hora después de terminar las clases, para fumar marihuana justo delante de la estatua de Louis Pasteur, ubicada en el mismo instituto. Ese preciso momento, 4:20, se llevo a adoptar como una fecha festiva, cada año, el 20 de abril, en honor al cannabis y posteriormente, como Día Mundial del Cannabis.

El cannabis esta revalorizado por definición, mucho más de lo que vale, por ley y no por dignidad, y eso lo sabemos todos. Pero las leyes, los intereses económicos y los buitres del ladrillo van por otros parajes. El cannabis podría ser un proyecto beneficioso para un pueblo y tiene una capacidad de provocar algo positivo en nosotros, comprobado. Dicho esto, debemos buscar la regla fundamental de su consumo. Aunque sólo sea por una razón: pensar que en los Países Bajos lo han conseguido.

La cultura del Kif comenzó en Marruecos en el siglo XV en la región del Rif y las comarcas colindantes. Es en 1912, después de la Conferencia de Algeciras, el país fue dividido en dos territorios, el norte bajo protectorado español y la parte central bajo protectorado francés. España salió  beneficiada generosamente por tocarle el cultivo del kif. Por el vigor de entonces de Francia, país perjudicado y potencialmente fuerte, se inclino la balanza y se decidió que “La Régie Marocaine des Tabacs et du Kif” (La tabacalera Marroquí de Tabacos y del Kif), cuya sede se ubicaba en Tánger, la que tendría el poder absoluto de decisión et gestión del cultivo, venta y compra de estos productos. Cualquier comercio o cultivo no permitido por el cuartel general de la tabacalera queda ilícito, ilegal y castigado duramente. La distribución y comercialización se realizaban seleccionando cuidadosamente las áreas de cultivo, los vendedores ambulantes autorizados y los locales comerciales como puntos de venta. El gobierno español, sin ton ni son, se quedo fuera del negocio, adopto una postura indulgente y negligente respecto a la vigilancia en los campos de cultivo. Sin remedio, y por este hecho, las autoridades francesas quedaron tocadas y cabreadas. Además Tánger, que gozaba entonces de un estatus intocable de ciudad internacional, se convirtió en un caldo de cultivo para mercenarios, traficantes de armas, contrabandistas y traficantes de drogas. No tardaron nada los envíos de los primeros cargamentos de hachís a Europa.

En 1916, Francia opto oficialmente por endurecer la ley y prohibir estrictamente el consumo del Kif en todo su territorio incluyendo todas las colonias y por lo tanto también en su protectorado en Marruecos. Eso desemboco en un efecto devastador de contrabando. Esta nefasta situación duro hasta 1932, cuando se publicó el famoso DAHIR (Decreto de Ley de las Autoridades Marroquíes) que fue aprobado y firmado por Francia y el sultán Mohamed V, con el fin de que la legislación de control y prohibición del consumo del Kif se convierta en parte integrante y oficial en todo el país.
  
En otras palabras, la política en torno al Kif, durante el protectorado francés en Marruecos, fue similar en muchos aspectos  a la aplicada actualmente por ejemplo en los Países Bajos. El documento Dahir incluso menciona y designa a los agricultores, a los vendedores ambulantes y a los locales determinados para la venta, otorgándoles respectivamente una licencia o autorización, por tiempo limitado. El control se convirtió rígido e inclemente, bajo la total competencia de los tribunales marroquíes. Se crearon una especie de agentes de la autoridad para perseguir los fraudes. La corrupción y la putrefacción administrativa se expandieron por todas partes. Abundaron las infracciones y delitos cometidos por ciudadanos marroquíes y extranjeros. Desafortunadamente, el Dahir en 1954 puso punto final a este largo período semi-prohibitivo haciendo que todos los artículos relacionados con el cultivo o con la venta del Kif, sean prohibidos radicalmente y dejando las montañas del Rif solamente con el cultivo del tabaco como consuelo. Lo que provoco la ira de miles de Agricultores.

Desde ese momento hasta el día de hoy, la industria del Kif en Marruecos ha oscilado continuamente entre la tolerancia selectiva de las autoridades marroquí y la ilegalidad pura y simple. El país ha logrado convertirse en el mayor proveedor de hachís del mundo, venciendo a Afganistán y al Líbano. Encima las operaciones de incautación son muy escasas y la presión de la los países Europeos y incluso de la Unión Europea es ridícula. Los debates actuales sobre una posible propuesta de ley que podría introducir una política similar a la aplicada durante el protectorado francés, con algunas modificaciones y actualizaciones, seria la esperanza para la marcha de la posibilidad de la legalización del Kif en Marruecos.

LA PREGUNTA DEL MILLÓN. ¿La población de marruecos está o estará preparada para este reto?

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